Sin embargo, el fracaso no se ve del mismo modo en todos los países. Así como en España, en general, existe un miedo profundo a equivocarse, en otros lugares como Estados Unidos fracasar no está ni mucho menos mal visto y, de hecho, se considera una experiencia muy valiosa de la que aprender. De acuerdo a un estudio desarrollado por RedEmprendia en torno a este asunto, se debe distinguir entre fracasar y ser un fracasado, ya que 'es el proyecto el que fracasa, no el emprendedor el que se convierte en fracasado cuando su proyecto no sale adelante'.
Sobra decir que de todos los errores se aprende y, es más, lo importante es sacar provecho de ellos. Tropezar una y otra vez es de humanos, lo que los diferencia es la capacidad para levantarse y continuar. Esa debe ser la máxima de todo emprendedor.
¿A qué temen los emprendedores?
Según señalan Morris y Kuratko, dos autores especialistas en emprendimiento, y que recoge la publicación de RedEmprendia, en el momento de crear una empresa los emprendedores se enfrentan a dos clases de riesgos. Por una parte, a 'hundir el barco', es decir, el riesgo a que el negocio no marche bien; por otra, a 'perder el barco', o lo que es lo mismo, el riesgo de no hacer lo correcto para que funcione.
No obstante, los emprendedores no sólo temen a aspectos relacionados con la empresa de nueva creación, sino también contemplan otras situaciones como la de poner en riesgo la estabilidad familiar, invertir mucho dinero y no recuperarlo o tener que lidiar con dificultades e imprevistos.
Causas frecuentes del fracaso
El fracaso empresarial depende de multitud de factores y de errores cometidos por el emprendedor. Conocer las verdaderas razones por las que una empresa ha llegado a su fin puede, incluso, servir para elaborar una lista con todo aquello que se debe evitar para no incurrir en las mismas equivocaciones.
Una escasa planificación inicial del negocio es una de las causas más usuales por las que éste puede desembocar en fracaso. Un proyecto que se centre en el corto plazo y que provenga de una corazonada más que de un análisis exhaustivo de todos los elementos que intervienen, no tiene futuro. La falta de conocimiento y de previsión son malos compañeros de viaje.
La financiación es una de las patas del negocio, por lo que su falta puede hacer que este se venga abajo. Los expertos recuerdan que la financiación propia no debe suponer menos del 40% de los recursos financieros totales de cualquier empresa. Esto significa que depender demasiado de la financiación ajena no es la mejor de las ideas.
La aceptación del producto o servicio ofertado por parte del público es, en ocasiones, muy reducida. Esta sorpresa podría haberse evitado haciendo un adecuado estudio de mercado.
Anticiparse al riesgo es vital para garantizar la buena marcha del negocio. La falta de control, entonces, trae consigo una escasa capacidad de anticipación a los problemas y, por ende, de solventarlos.
Exceso de autoconfianza. Es muy positivo creer en uno mismo y ser valiente pero no conviene relajarse.
Evitar el fracaso y transformarlo en éxito
Alejarse del fracaso no tiene por qué ser una misión imposible. Por ejemplo, tal y como menciona el artículo de RedEmprendia, en Estados Unidos el pensamiento que predomina es que el fracaso es una etapa en el camino al Éxito, aunque lamentablemente no en todas las partes del mundo se posee esta opinión.
¿Por qué el fracaso es importante? Una de las razones es el aprendizaje que podemos extraer. “El emprendedor que fracasa acumula experiencia que, sin duda, será útil en un eventual nuevo emprendimiento”, sostiene dicha publicación. Y es que hasta el éxito necesita de equivocaciones, pues si no se cometen errores, no se podría aprender de ellos y avanzar.
Entonces, ahora que ya sabemos cómo no actuar al frente de un negocio, sería interesante conocer aquellas pautas que contribuyan a minimizar el riesgo de equivocarse. La revista americana especializada en empresas Inc ofrece una serie de lecciones que (casi) garantizarán el camino hacia el éxito:
Si no hay facturación no hay negocio.
Usted no es especial, ni ganador, así como tampoco lo es su empresa.
Paso a paso. Roma no se construyó en un solo día.
Un plan de negocios tradicional puede conducir al fracaso.
El peor de los escenarios es el único a considerar.
Divide tus peores y mejores expectativas por cuatro.
Tener socios estratégicos no es siempre la mejor idea.
La prueba del concepto no es opcional.
Sin prisas. Se necesita tiempo para construir unos buenos cimientos.
No importa lo exitoso que sea, ha de aceptar que fracasará otra vez.
Estas son las conclusiones a las que llegó cierto emprendedor y que no serán en balde. ¿Cuáles son las suyas?