Los beneficios del trabajo por objetivos


Por: Andrea Barragán

La importancia de trabajar por objetivos está alineada con la necesidad de saber qué se quiere lograr. Efectivamente en todo empleo es clave conocer qué se quiere conseguir en el momento de llevar a cabo las tareas encomendadas. Trabajar sin objetivos sería casi como trabajar sin un rumbo definido. Así, la principal razón de ser y reto de este método de trabajo es alcanzar las metas fijadas.

Entonces, de nada sirve “fichar” religiosamente cada día al llegar a la empresa y cumplir con las horas propuestas si realmente el trabajador no está concentrado al cien por cien en sus labores y está distraído en otros menesteres. En otras palabras, estar físicamente en el puesto no implica un aumento de la productividad; al contrario, la eficiencia y calidad del trabajo no tiene nada que ver con esto.

En este punto, conviene recordar la historia de un informático estadounidense que trascendió a principios de 2013. Resulta que este trabajador tuvo la genial idea de subcontratar a una empresa china para que realizase su actividad, mientras él empleaba el tiempo en la oficina en otras tareas más lúdicas como ver vídeos de gatitos. El informático pagaba a sus “empleados” chinos la quinta parte de su sueldo y, mientras ellos hacían su trabajo que era terminado siempre puntualmente, él cumplía con su horario laboral pero meramente presencial.

Con esta anécdota de nuevo surge el debate sobre qué es más importante: trabajar determinadas horas al día o alcanzar los objetivos propuestos.

El rechazo al reloj

Uno de los partidarios de erradicar el rígido horario laboral para beneficio de los trabajadores es Ilya Pozin, fundador de Open Me y columnista habitual de publicaciones como Inc o Forbes. En un artículo titulado 'Por qué los empleados no deberían tener horas', sostiene que “nada mata más la productividad que un ambiente en el cual el personal se siente obligado a trabajar”. Para este emprendedor, “darles la libertad de entrar y salir puede ser la solución para incrementar su productividad y rendimiento”.

Pozin cree firmemente que la productividad no está unida a la presencia del empleado en la oficina, ya que estar sentado en su mesa o asistir a una reunión no son sinónimos de acometer adecuadamente su trabajo. Otro de sus argumentos para rechazar profundamente el sometimiento al reloj es que permitir que el personal determine el tiempo que debe estar en su lugar de trabajo servirá para que no huya despavorido cuando sea la hora en que termina su jornada. Así, el profesional podrá organizarse de un modo basado en el trabajo y no en el tiempo.

Establecer los objetivos

En el trabajo por objetivos, la motivación del personal es esencial y, por esta razón, una primera característica de los objetivos es que deben ser alcanzables al mismo tiempo que supongan un reto. Esto significa que deben ser estimulantes y desafiantes pero no inalcanzables, pues podría tener un efecto desmotivador.

Otro requisito indispensable es que sean objetivos medibles, es decir, que sean cuantificables en el momento en que se ha llegado al límite del tiempo establecido. ¿Cómo sería un objetivo medible? Por ejemplo, en el caso del encargado de efectuar un plan de marketing en Internet, un objetivo medible no sería simplemente aumentar el volumen de visitas mensual, sino aumentar en un 20% el volumen de visitas, de forma que se pueda cuantificar pasado el periodo de tiempo fijado.

Además, sobre todo, los objetivos deben estar muy bien definidos y admitir cierta flexibilidad que permita tomar un cambio de dirección en un momento dado.

La orientación a los resultados es, pues, vital para una empresa, ya que con los objetivos y las prioridades definidas será más fácil llevar a la compañía al punto deseado.

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