Según algunos expertos, una gran parte de la productividad en una empresa depende de la calidad directiva, por lo que cabría preguntarse por qué si este elemento influye en la productividad los directivos no invierten lo necesario en su formación.
Razones comunes para rechazar la Formación
Liderar es también un ejercicio de humildad, de asumir que aprender siempre será una necesidad. Así, el ego puede jugar al directivo malas pasadas por pensar que como es un ejecutivo de Éxito Empresarial no le queda nada por aprender. Incluso hay directivos que asocian la formación a una muestra de debilidad y que con esta están reconociendo la pérdida de autoridad frente al resto del equipo.
En segundo lugar, apoyarse en las victorias pasadas y creerse poseedor de la fórmula del éxito conduce a error e impide visualizar con exactitud el futuro. La rutina, por su parte, es otro falso amigo, pues conviene adaptarse a los cambios y, sobre todo, anticiparse a los mismos.
Materias de Formación
Con el desarrollo de la tecnología, los empresarios y directivos se enfrentan a ambientes muy competitivos y exigentes, por lo que es imprescindible que estén suficientemente cualificados en ciertas materias. Podemos señalar, en esta línea, la formación en Gestión Empresarial, Técnicas de Venta, Recursos Humanos, así como en el conocimiento del mercado, etc.
Conocer el entorno digital es otro aspecto fundamental si quiere estar a la vanguardia, así como el dominio de varios idiomas o poseer nociones de Prevención de Riesgos Laborales. La constante actualización de los conocimientos del directivo debe ser una obligación, ya que una mejora en las capacidades y Habilidades Directivas irá en beneficio de toda la empresa.