Se trata de planificar e implementar estrategias para mejorar la calidad del servicio al cliente, identificando sus deseos y necesidades, organizando los recursos disponibles para dar respuesta a las mismas.
Con la implantación de un programa integral de servicio al cliente, toda la organización adquiere una actitud y una manera de hacer que representa una ventaja competitiva para su producto o servicio, constituyéndose diferentes acciones para ello.
Conozca a sus clientes. Es fundamental identificar el perfil de sus clientes, sus expectativas y su percepción hacia nuestro producto o servicio.
Mida su satisfacción. De esta forma, se garantiza una medida objetiva que determina, a medio y corto plazo, las necesidades en la atención al cliente. Suele llevarse a cabo a través de la administración de una encuestas de satisfacción.
Introduzca y desarrolle una cultura de servicio al cliente. Se debe incidir en los diferentes niveles de mando para implantar una cultura basada en el servicio al cliente. Son los líderes de la organización los que transmitirán las creencias y valores que se conviertan en conductas concretas en los profesionales.
Del valor a la norma. Una vez la cultura organizacional ha calado hondo en todos los niveles y áreas de la organización, hay que establecer los principios de los valores subyacentes en normas de comportamiento para todos los colaboradores.
La gestión en la espera del servicio.Aquí se integran todas aquellas estrategias que crean compromiso con el cliente, compensando los efectos negativos que se producen cuando en el servicio se hace esperar a un cliente.
La optimización del servicio.Para solucionar todos los posibles problemas del sistema tenemos que buscar la optimización de todos los procesos, acortando plazos y eliminando ineficiencias.
Sistemas de gestión de la Calidad.La certificación ISO de nuestro servicio al cliente es el paso definitivo para asegurar la aplicación de todos los principios y normas en el día a día de la empresa.