Resulta muy típico en algunos países, como por ejemplo España, ser emprendedor y tener el inglés como asignatura pendiente. No obstante, no hay que tirar la toalla porque, si bien es cierto que es entre los cuatro y siete años el momento perfecto para desarrollar el bilingüismo, nunca es tarde para aprender, aunque cueste más. De hecho, una de las conclusiones que extrae el Índice de Nivel de Inglés 2012 elaborado por Education First (EF) tomando como referencia 54 países, es que “los jóvenes profesionales con edades de entre 25 y 35 años son el grupo que mejor habla inglés”.
Resulta obvio que a la hora de contactar con clientes de otros países que hablen un idioma distinto, sea el inglés el que se emplee para comunicarse. Del correcto entendimiento entre ambas partes dependerá que se cierre de venta o que se consiga una relación comercial satisfactoria.
Es importante dejar claro que el inglés ya ha dejado de considerarse como un valor diferenciador entre los profesionales y el emprendedor debe verlo más como un conocimiento básico para poder interactuar en un contexto cada vez más globalizado. “Los conocimientos de inglés permiten mejorar la innovación, la comunicación con los proveedores y clientes y la capacidad de contratación”, sostiene el documento llevado a cabo por EF.
¿Por qué es tan importante el inglés en los negocios?
De acuerdo al índice, “la capacidad de comunicarse en inglés es un requisito en una economía globalizada” y es que su falta puede traer consecuencias nada deseables en el ámbito empresarial. Según un artículo de The Language College, una escuela de idiomas con sede en varias ciudades de Venezuela, no hablar esta lengua conlleva una pérdida de oportunidades de negocio que afecta en último término a los ingresos de la compañía.
Del lado del consumidor, su satisfacción puede verse deteriorada debido a problemas de atención al cliente; mientras que, por otra parte, los equipos de proyectos pueden no lograr realizar sus tareas a tiempo a causa de las dificultades comunicativas. Igualmente, se presentan desafíos para administrar el talento internacional y para fomentar el crecimiento de talentos locales para desempeñar cargos a nivel internacional.
En Internet se habla inglés
La llegada de Internet ha supuesto un vuelco irreversible en el modo en que nos comunicamos e informamos. No hay que perder de vista que un alto porcentaje de las páginas web están escritas en inglés, lo que se extiende a herramientas, recursos y demás servicios sólo disponibles en este idioma. Por ello, es una necesidad para los emprendedores la posibilidad de comunicarse a través de este medio y sacar partido al enorme conjunto de información que se encuentra en la red.
Además, ya que Internet es una plataforma de comunicación global en la que se producen constantemente encuentros entre personas que hablan distintas lenguas, deberá usarse el inglés, un idioma global.
En este punto hay que hacer referencia también a las reuniones en inglés a través de Internet, cada vez más frecuentes en muchas empresas, que recurren a la red para contactar con otros socios, clientes o proveedores que no comparten el mismo ámbito geográfico. De nuevo, el inglés se erigirá como la lengua vehicular.
Aprender el idioma, al alcance de todo
Hay diversas maneras de aprender inglés, aparte de las convencionales como son los cursos para adultos y otros más específicos como los de “Business English” o inglés de negocios dirigido a aquellos que deseen avanzar en su carrera profesional.
Son, asimismo, interesantes las aplicaciones disponibles para smartphones y tabletas como, por ejemplo, Busuu, Babel o Wlingua, ideal esta última para ampliar vocabulario.
English and Culture, una academia de inglés que se encuentra en varios puntos de Estados Unidos, establece en un artículo una curiosa comparación entre el estudiante de inglés y el emprendedor e indica que el primero debe parecerse al segundo en ocho aspectos:
Ser poco razonable. Steve Jobs buscaba la perfección en sus productos, hasta el punto de que su visión acerca del iPhone les parecía a muchos poco realista. Extrapolado al aprendizaje de inglés sería algo así como fijar objetivos que parezcan fuera de su alcance.
Aprender con cierta urgencia. El emprendedor sabe que no puede relajarse, pues sus competidores están más cerca de lo que parece. Para ser un erudito en inglés hay que establecer metas a corto plazo, concentrarse en alcanzarlas y aprender a trabajar contra reloj.
Ser selectivo a la hora de elegir la compañía. Un emprendedor necesita inspiración y motivación para llevar a cabo su tarea y, por ello, a menudo, se rodeará de otros emprendedores con las mismas inquietudes. Aquel que desee aprender inglés no debe olvidar su objetivo y a menudo deberá renunciar a aquellas compañías que le alejen de él (por ejemplo, quienes hablen su mismo idioma).
Construir. Tal y como un emprendedor construye su propia empresa paso a paso, conseguir fluidez en inglés costará paciencia y dedicación constante.
No avergonzarse. Lograr el nivel de inglés deseado llegará después de equivocarse cientos de veces. Para obtener la recompensa, siempre hay que asumir riesgos.
Si algo no funciona, cámbielo. Del mismo modo que un emprendedor observa que algo no marcha bien en su negocio y lo modifica antes de perder su tiempo y dinero, quien está aprendiendo inglés debe sentir que el método elegido es el adecuado. Si no lo es, pruebe con otro.
Ser un buscavidas. El emprendedor no espera a que venga la oportunidad; va a por ella. Así, el alumno de inglés no debe sentarse en la silla pasivamente y escuchar, sino ser parte activa en su aprendizaje.
Dígalo aunque no lo crea. Creer en uno mismo es el primer paso para que otros lo hagan.