Según explica la consultora, el talento dormido se define como 'aquellas capacidades de los trabajadores que no son suficientemente explotadas en su entorno laboral, aunque existan potencialmente y constituyen un valor fundamental para las empresas'. Entonces, según estas cifras que maneja Lee Hecht Harrison, más de la mitad de los empleados en el país no aprovechan sus capacidades ni demuestran entusiasmo a la hora de ejercer su actividad.
Entre las posibles causas del talento dormido, podemos señalar tres: las que se derivan del propio puesto de trabajo, del propio desempeño de sus funciones y de la relación con la empresa.
En el primer caso, es habitual que un trabajador pueda sentirse frustrado si observa que su puesto de trabajo no se corresponde con su formación o experiencia y, por ello, no se vuelca 100% si, por ejemplo, opina que su sueldo no es el que debiera.
Respecto al segundo caso, entran en juego factores como el miedo, aspecto relacionado con la incertidumbre que genera la pérdida del empleo o a sufrir perjuicios durante el desempeño de sus funciones.
En tercer y último lugar, la comunicación entre empleados y superiores es vital para estimular al trabajador. Su ausencia provoca en éste desconfianza y más incertidumbre, que se traduce en un empleado desmotivado.
¿Cómo pueden las empresas despertar el talento dormido? Lo primero es, obviamente, detectarlo a través de encuestas que midan el compromiso de los empleados. Entonces, habría que identificar los factores causantes de la desvinculación del trabajador con la empresa y atajarlos a través de estrategias como el coaching con managers.