En este contexto, pymerang Alberto Moreno, presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), ha alertado de que aproximadamente el 40% del PIB en la región parte de la “informalidad laboral”, un sector con escasez de capital humano, dificultad para acceder a recursos financieros y niveles bajos de internacionalización e innovación. Además, indicó que, a excepción de Chile, las pymes formales latinoamericanas representan sólo la tercera parte de las registradas en los países desarrollados.
Para el presidente del BID, el mayor desafío para la región es la productividad, ya que aún existen grandes brechas. Según el informe 'Perspectivas económicas de América Latina 2013' elaborado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la productividad de las empresas grandes en América Latina es 33 veces superior que la de las pequeñas, mientras que en los países de la OCDE la diferencia es de 2,4 veces.
¿A qué puede deberse el incremento de las brechas de productividad en el territorio? En opinión de Moreno, influyen factores como “el limitado nivel de innovación, el déficit e insuficiencia de infraestructura, el bajo nivel de acceso de las empresas a los mercados de capital y crédito, la limitada competencia y la escasez de capital humano”. La informalidad de las empresas es, volviendo al punto de partida, uno de los factores que ponen en evidencia las debilidades de la región en materia de competitividad y productividad.
Una necesaria transformación estructural
En palabras de Moreno, es prioritario mejorar el funcionamiento de las instituciones “para sentar las bases de una verdadera transformación estructural que necesita la región para insertar a las pymes en la economía nacional”, ya que estas representan el 99% del tejido empresarial de América Latina.
Así, desde el punto de vista de la OCDE se requieren nuevas políticas en el ámbito de las finanzas, la innovación, las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) y mayor formación para los trabajadores.
De hecho, el acceso al crédito es uno de los principales quebraderos de cabeza de las pymes y uno de los temas que más destacaron en la pasada edición del Foro. “La falta de financiamiento disponible evita gran parte de las inversiones que sirve para mejorar las tecnologías y para crear los incentivos a la formalización”. Según datos que maneja la OCDE, del total de créditos otorgados en Latinoamérica, únicamente el 12% va a parar a las pymes, una cifra ostensiblemente inferior al 25% que se da en los países que integran esta organización supranacional.
Sin embargo, el citado informe afirma que aunque pocas pequeñas y medianas empresas logren recibir financiación, las estadísticas muestran que el nivel de aprobación de préstamos es relativamente alto, lo cual indica que el problema no reside en los recursos limitados, sino más bien en los requisitos para acceder al préstamo tales como los requerimientos de garantías y las altas tasas de interés. Esta situación provoca que las pymes recurran al autofinanciamiento o al uso de recursos de proveedores.
A pesar de todo, desde la OCDE atisban luz en medio de este panorama e, incluso, en la informalidad característica de las pymes latinoamericanas Ángel Gurría, secretario general de esta entidad, observa alguna ventaja: “el emprendimiento de nuestros jóvenes, nuestras mujeres y nuestros ancianos que en cualquier esquina montan un changarro”.