Detalles para hacer el cálculo que permita conocer el capital circulante en su empresa
Lo primero es identificar todo lo que podría incluirse en el grupo de los activos a corto plazo. En concreto se trata de:
- Recursos financieros líquidos (tesorería y cuentas deudoras).
- Materias primas.
Los pasivos a corto plazo no son otra cosa que las cuentas acreedoras, o lo que es lo mismo, el dinero que la empresa adeuda a sus proveedores.
Para conocer la liquidez de su empresa a corto plazo, en términos de capital circulante, sólo necesitaría sumar los primeros (activos a corto plazo) y a la cantidad obtenida restarle la segunda (pasivos a corto plazo). Si el resultado es positivo, supondría que en principio no debería planteársele ninguna dificultad financiera en los próximos meses. Cuanto mayor sea la diferencia, más seguridad.
Sin embargo, ha de tener en cuenta que, el poseer esas materias primas que tiene para producir bienes objeto de consumo, no implica que vaya a realizar todas las ventas que tiene previstas. Es decir, que puede resultar que, de acuerdo a su planificación, vaya a dar salida al 80% de sus existencias, pero, de acuerdo a las circunstancias de mercado, tenga que conformarse con tan sólo la mitad de lo esperado. En este caso, y si el margen que le aporta el capital circulante no es lo suficientemente amplio, puede ocurrir que se vea pasando por un periodo de estrecheces.
Otra manera de averiguar el capital circulante del que dispone su empresa es conociendo la proporción de los capitales permanentes que están siendo empleados para la financiación del activo no corriente.
Qué sucede si el fondo de maniobra es negativo
Si tras calcular el capital circulante de su empresa el resultado obtenido es un valor negativo, puede significar que:
- Su pasivo circulante tiene un volumen considerable.
- La proporción de activos circulantes es bastante reducida.
En el primer caso, se trataría de una circunstancia producto de plazos de pago poco holgados, que podría tratar de solucionar estableciendo acuerdos con sus acreedores. Mientras que en el segundo, ese bajo nivel es consecuencia del tipo de gestión empresarial (por ejemplo, si los periodos de fabricación son muy lentos o si incorporan un alto nivel de valor añadido).
En cualquiera de las dos situaciones habría que conservar la calma y actuar con la diligencia oportuna para lograr que no disminuya el volumen de ventas, ya que en ese caso sí que tendría que enfrentarse a problemas de liquidez.