Intereses: son los costos financieros que arrastra la empresa, es decir, las deudas que asume al buscar recursos externos de financiación.
Impuestos: es la cantidad correspondiente al impuesto de sociedades, por lo que depende de los beneficios generados por la empresa.
Depreciaciones: son las provisiones que lleva a cabo la empresa para cubrir posibles riesgos.
Amortizaciones: corresponden a las inversiones que lleva a cabo la empresa en relación al inmovilizado.
¿Proyecto viable?
El EBITDA muestra los resultados de un proyecto empresarial al desnudo, sin tener en cuenta determinados gastos posteriores. Por lo tanto, es un indicador fiable para conocer la rentabilidad del proyecto, más allá de la gestión empresarial que se lleve a cabo a posteriori. Si es un valor positivo indica que es rentable, por lo que su viabilidad dependerá de dicha gestión.
Este indicador debe utilizarse para medir la capacidad que tiene el proyecto para generar beneficios, teniendo en cuenta únicamente el valor del producto o servicio que se ofrece al mercado. No es un indicador aplicable a proyectos con una alta financiación externa, ya que el éxito del mismo, en este caso, está marcado por los costos financieros. De igual forma, no será un indicador fiable en proyectos donde los impuestos y la depreciación o amortización tengan un peso significativo.
Interpretación del EBITDA
El EBITDA se calcula tomando como punto de partida el resultado de explotación, también llamado EBIT (ganancias antes de intereses e impuestos). A este valor se le deben sumar las cantidades correspondientes a las amortizaciones productivas y las provisiones del periodo.
Con el EBITDA no se conoce la liquidez de la empresa, puesto que no incluye pagos financieros ni las inversiones llevadas a cabo, ni por supuesto el endeudamiento que haya podido acumular. Un EBITDA elevado sólo puede interpretarse de forma positiva si se conocen estos otros factores (inversiones, ventas, etc.).
En definitiva, el EBITDA aporta información sobre el desempeño operativo de la empresa y permite una comparación objetiva entre varias compañías, ya que elimina el posible efecto producido por diferentes sistemas impositivos, la depreciación y amortización contable y su apalancamiento financiero.