Es en este punto donde aparece el término endomarketing o marketing interno, una estrategia orientada a “captar” a los cientes internos con el objetivo de fidelizarlos, motivarlos e implicarlos con su trabajo.
En esta línea, el objetivo de esta técnica de marketing que se dirige a los empleados es “fortalecer su cultura organizacional, lograr mayor compromiso y sentido de pertenencia”, según ha explicado a Pymerang Juanita Acevedo, directora ejecutiva de Advantage Service, una compañía especializada en Formación Empresarial y Coaching Personal ubicada en Barcelona. Al igual que las organizaciones destinan recursos e idean estrategias para la captación de clientes, es indispensable emprender también acciones de captación con los propios empleados. No hay que olvidar que son el mejor activo de la empresa.
Una adecuada aplicación del endomarketing supone hacer que los trabajadores se involucren con la compañía, que se sientan partícipes de su misión y visión. En opinión de Acevedo, “los primeros clientes que se han de fidelizar son los empleados y son ellos los primeros que han de creer en las bondades y beneficios de los productos y servicios y de la filosofía que promueve la empresa”.
La empresa gana credibilidad
Uno de los principales beneficios para las empresas que ponen en marcha campañas de endomarketing es que ven aumentada su credibilidad gracias a la experiencia memorable que crean en el personal de la organización. Esto no sólo significa que habrá más recomendaciones a terceros y que, por tanto, las posibilidades de vender se incrementen, sino que implica un mejor ambiente de trabajo y mayor compromiso con la empresa.
Para la directora de Advantage Service, llevar a cabo una estrategia de endomarketing “asegura contar con clientes leales que tal vez no compren, pero sí se encarguen de manifestar su opinión positiva para influir en la compra que hagan otras personas, de nuevos empleados que lleguen a la empresa o de la comunidad en general”. Es, por tanto, que, al sentirse parte del proyecto, el personal puede llegar a convertirse en embajador de la marca.
Por supuesto, el endomarketing influye en la productividad, pues está de sobra demostrado que un trabajador más motivado es más eficiente. Y si los empleados están contentos en su trabajo habrá una menor rotación del personal, otro punto más a favor de esta herramienta.
Diseñar una estrategia efectiva
El endomarketing está planteado como una técnica orientada a mejorar el ambiente laboral y, por ello, incluye velar por que el equipo de trabajo esté involucrado, satisfecho, motivado y tenga una remuneración apropiada para sus capacidades y formación.
Al mismo tiempo, la aplicación del marketing interno posibilita la apertura de una vía de comunicación entre la dirección y sus subordinados, de modo que se mantengan informados de nuevos proyectos empresariales, actividades y, en definitiva, de todos aquellos aspectos que les incumban.
Entonces, a la hora de emprender una acción de endomarketing, lo fundamental es definir exactamente el objetivo que se desea cumplir, aunque no menos importante es, según señala Acevedo, “estimar cuáles son los recursos con que se cuentan, detallar cada una de las acciones que se van a realizar y diseñar la estrategia con un alto grado de creatividad e innovación asegurando la máxima participación de arriba hacia abajo”.
Etapas de un plan de endomarketing
De manera genérica y de acuerdo a los expertos en la materia, pueden identificarse cuatro etapas en todo plan de endomarketing:
Iniciar un análisis del entorno que incluya aspectos como el tamaño de la organización, el nivel de formación de los trabajadores o la cultura organizacional. Con estos datos se pueden establecer comparaciones con otras empresas del sector para, así, determinar qué es necesario mejorar.
Realizar un estudio de mercado interno será clave para identificar aspectos como las necesidades y expectativas de los empleados, sus fortalezas y debilidades o su grado de satisfacción.
Tras la recogida de información en las etapas anteriores, es el momento de implantar una estrategia orientada a resolver los problemas encontrados. Algunos de los más comunes son el escaso conocimiento del trabajador acerca de su responsabilidad dentro de la empresa, falta de integración o poco reconocimiento a su labor de sus superiores.
Finalmente, queda la evaluación y control del plan implementado. El cometido de esta última etapa es comprobar que los resultados hayan sido positivos y lograr que “todo el equipo humano de la empresa hable un mismo lenguaje en línea con los valores de la organización”, apunta Acevedo.