Escuchar al cliente debería aparecer en su agenda en el primer renglón que inicia la lista de tareas de cada día. Lo mismo habría que comunicarles a todos los miembros de su equipo. Y no se olvide, el cliente es una palabra que encierra una dicotomía ya que para cada empresa, también para la suya, existen un cliente externo (el mercado) y un cliente interno (sus trabajadores, subcontratistas, etc.).
Las opiniones de todos ellos cuentan y son una fuente de información muy valiosa y de valor incalculable.