Las exigencias que conlleva un programa de RSE, más allá de si se busca un certificado reconocido, como el SA-8000, indican que es importante establecer acciones concretas para su logro.
CONOCER EL MOMENTO ACTUAL DE LA EMPRESA
¿Qué se está haciendo en estos momentos?
Para conocer el alcance de las medidas a tomar, hay que ser consciente del gap que hay que superar. Dentro de las políticas de la empresa (con los trabajadores, proveedores, con la sociedad en general) se trata de buscar acciones que encajarían dentro de un programa de RSE (como por ejemplo las políticas de beneficio social entre los trabajadores).
¿Qué se valora ahora mismo de la empresa?
Conocer el valor añadido de la organización, a ojos de trabajadores, clientes, proveedores, administraciones públicas, etc. puede aportar una información valiosa para comenzar a arrancar.
CONOCER LAS NECESIDADES EXTERNAS
¿Qué necesita el entorno inmediato?
En el ámbito más local, se trata de buscar aquello que la sociedad demanda (por ejemplo, reciclaje o voluntariado social) o lo que los stakeholders necesitan (por ejemplo, conciliación horaria para los trabajadores). De esta forma, será más fácil emprender acciones dirigidas y efectivas.
PONERSE EN MARCHA
¿Quién está involucrado?
Tanto a nivel directivo como a nivel de mandos intermedios, para implementar un programa de RSE hay que buscar la complicidad de todas las áreas organizativas y de sus respectivos equipos. Sólo así se podrán asignar responsables para cada una de las acciones (con sus deadlines correspondientes) que habrá que desplegar.
¿Está siendo coherente?
La implantación de un programa de RSE debe ser coherente con el espíritu y los recursos de la compañía. La sostenibilidad debería ser un valor más dentro del programa, ya que asegura su estabilidad a largo plazo.
¿Está siendo efectivo?
Valorar el impacto del plan de RSE es un paso ineludible para el proceso de mejora continua. En el caso de ser auditados para conseguir una certificación, es imprescindible.