La productividad se puede definir como la relación existente entre la producción, ya sea de producto o servicio, de una organización, y los recursos necesarios para esa cantidad producida, en un espacio de tiempo determinado. Visto así, la productividad es un indicador muy útil y puede mejorar de dos formas:
Producir más con los mismos recursos.
Producir igual o más con menos recursos.
Uno de los recursos más relevantes a tener en cuenta es el factor tiempo. Una de las principales críticas que se hace a la economía española y, en concreto, a las empresas y los trabajadores españoles, es su baja productividad. El hecho que sea uno de los países europeos donde más horas se trabaja y, que sin embargo, se produzca menos, nos da una pista acerca de su índice de productividad (más aún si se compara con otros países de la Unión Europea, como Alemania).
Aumentar la productividad
Si pensamos en términos más micro-económicos, el principal instrumento para aumentar la productividad de su empresa es el control de gastos y el estudio de tiempos. Cuando hablamos de gastos, los salarios suponen uno de los principales factores a tener en cuenta. El control salarial podría ser, bajo este punto de vista, una variable sobre la que incidir.
Además, teniendo en cuenta que disponemos de los recursos justos y necesarios para llevar a cabo la producción deseada, es importante llevar a cabo un estudio racional de los tiempos de producción.
Existen otros factores a tener en cuenta, como los costes relativos a la materia prima o los equipos y maquinaria. De la misma forma, nunca hay que olvidar la calidad como elemento diferenciador, lo que puede marcar la productividad, en relación a los procesos y procedimientos.
Medidas de la productividad
La productividad se puede medir, como se ha indicado al inicio del artículo, como la relación entre la producción y los recursos empleados. Existen otras formas para medir la productividad, tomando, por ejemplo, el valor comercial del producto o servicio. Así, en lugar de la producción, se toman las ventas netas de la organización como medida de referencia.
Sin embargo, existen medidas de tipo cualitativo que nunca deben dejarse de lado. Los costes asociados a la no calidad (reparaciones, desechos, etc.) tienen que tomarse muy en serio. La productividad añade, con este argumento, un factor crucial: la satisfacción total del cliente. La imagen de la empresa, ligada a la calidad, es otro elemento que no puede dejarse de lado.
En definitiva, la productividad es un índice importante si se trata de ganar cuota de mercado en el escenario actual. Además de los gastos relacionados con la producción, existen factores a tener en cuenta, como las ventas finales o la calidad y la imagen que la empresa proyecta.