Con este tipo de consultoría, a diferencia de otros enfoques (igualmente válidos, además de complementarios), la empresa se ve como un organismo vivo, que interactúa con el entorno y que, como sistema, posee una serie de dinámicas complejas y profundas.
Los profesionales que forman el sistema (la empresa) poseen los mismos objetivos y metas e interactúan de forma que, en su conjunto, transcienden a todos ellos de forma separada. La dinámica que se produce entre las personas que forman la organización funciona según diferentes pautas, que caracteriza a la consultoría sistémica.
Pertenencia, vinculación y exclusión
En toda organización, existen límites y sus miembros están dentro de los mismos. Bajo el supuesto de que todas las personas, de una manera u otra, buscan ser aceptados en un colectivo, los trabajadores tienen el derecho de formar parte de ese sistema. Si, por ejemplo, se produce un despido injusto, esta exclusión rompe la norma de pertenencia y vinculación y puede producir perturbaciones profundas y duraderas en el sistema.
Orden
Dentro de una empresa existen jerarquías y según la consultoría sistémica deben respetarse para que el sistema esté en equilibrio. Además de la jerarquía funcional, hay que tener en cuenta aquellas personas que son históricas en una organización o que han contribuido de forma esencial a su éxito. Estos profesionales deben tener un rango más alto en busca de la eficiencia y la productividad.
Equilibrio entre dar y recibir
Dentro de un sistema, es muy importante buscar el equilibrio entre lo que se da y lo que se recibe, de forma proporcional. Traducido en una empresa, la política de retribución es clave para mantener este equilibrio. No respetar esta norma conlleva multitud de conflictos en las organizaciones, ya que se trata de una pauta de funcionamiento básica en las personas.
Éxito, supervivencia, crecimiento y propagación
El éxito de toda organización debe mirarse siempre en su conjunto. Es por ello que los objetivos estratégicos y operativos de una empresa tienen que estar claramente definidos para funcionar como un todo y evitar que los profesionales que la forman busquen el éxito individual en lugar del global. La supervivencia de la organización, además, está por delante del crecimiento o propagación. Una vez se asegura la supervivencia, se puede pensar en la expansión de la organización.