Aplicando el design thinking para resolver problemas de negocio cuando su mente se ha bloqueado


Por: Andrea Barragán

Una definición más exhaustiva nos llega de Tim Brown, profesor de la Universidad de Stanford y ferviente defensor de este concepto. Él lo comprende como una disciplina que “usa la sensibilidad y métodos de los diseñadores para hacer coincidir las necesidades de las personas con lo que es tecnológicamente factible y con lo que una estrategia viable de negocios puede convertir en valor para el cliente y en una oportunidad para el mercado”.

Así, este modelo se apoya en la identificación de necesidades humanas y se vale de la observación, el experimento, la creación de prototipos, etc, con el objetivo de alcanzar la tan deseada innovación. Pero, ¿puede el pensamiento creativo ayudar a innovar? En primer lugar, es indispensable conocer cómo piensa un diseñador:

  • Mentalidad colaborativa: el diseñador ansía rodearse de un equipo cuanto más diverso mejor.
  • Mentalidad abductiva: el diseñador se encuentra en una búsqueda continua de opciones e ideas para dar con la mejor solución.
  • Mentalidad experimental: la herramienta primordial de un diseñador es la elaboración de prototipos para así comprobar qué funciona y qué no.
  • Mentalidad personal: el diseñador tiene en cuenta el problema a solucionar y, a su vez, lo relaciona con las personas que están implicadas.
  • Mentalidad integradora: el diseñador se posiciona en una perspectiva global y, al mismo tiempo, observa cómo se desarrollan los vínculos.
  • Mentalidad interpretativa: el diseñador somete un problema a distintos juicios y distintas soluciones.

El modo en el que un diseñador se enfrenta a un problema es con ciertas dosis de empatía, exploración y, sobre todo, prototipos. Estos no tienen que ser perfectos, ya que el objetivo es obtener retroalimentación para, finalmente, ser corregidos. La meta del diseñador es, por tanto, ofrecer productos que creen valor a los consumidores.

Etapas del design thinking

El proceso del design thinking se desarrolla, en esta línea, en siete etapas:

  1. Comprender. ¿Cuál es el problema del negocio? En esta fase se da respuesta a esta pregunta.
  2. Observar. Mirar el entorno y estudiar cómo piensan las personas, qué necesitan o qué desean.
  3. Definir. Durante esta etapa se define el problema en cuestión, se organiza la información que hemos recabado y se sintetizan las posibilidades y alternativas.
  4. Crear. En esta fase cobra importancia la idea, siempre teniendo al consumidor y sus necesidades muy presentes.
  5. Prototipar. Creación de prototipos, bocetos, modelos. Es la hora de experimentar y hacer pruebas.
  6. Testear. La fase del testing está para corregir posibles fallos. Un prototipo mal hecho no debe representar un fracaso, sino una experiencia que forma parte del aprendizaje.
  7. Implementación. La última etapa es la ejecución del proyecto, una vez que ha sido validado.

Este modelo de pensamiento puede ser eficazmente aplicado a la hora de diseñar estrategias empresariales sobre productos o servicios, aunque es sobre todo una filosofía de vida. Supone una disciplina, por tanto, basada en la experimentación y no en teorías. El design thinking consigue que el pensamiento analítico, propio del hemisferio izquierdo del cerebro, deje paso al pensamiento intuitivo, que corresponde al lado derecho.

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