El Sistema B es un movimiento global integrado por empresas preocupadas por el desarrollo sostenible. Desde que surgiera en el año 2012, avanza con el objetivo de posibilitar que el interés privado (económico) y el interés común (social) encuentren su equilibrio. Aunque todavía de manera tímida, este modelo comienza a hacerse su hueco entre las empresas de Latinoamérica.

Cursos, webinars, plataformas web y, por supuesto, fondos de financiación para emprendedores sociales continúan proliferando a la vez que esta tendencia toma fuerza entre los nuevos empresarios. El emprendimiento social no es lo mismo que una Organización No Gubernamental (ONG), pero tampoco se trata de una empresa al uso. Quienes ya lo conocen se han sentido seducidos por sus motivaciones y desafiados por sus metas, no han podido resistirse a la necesidad de volcar sus conocimientos, sus habilidades y sus contactos en impulsar el cambio, con la vista puesta en una realidad mejor.

La planeación de un programa de Responsabilidad Social Empresarial supone un auténtico esfuerzo y un planteamiento global de la empresa para reforzar valores e incluso cambiar la filosofía y cultura de la organización. La ejecución de estos planes es lo que realmente supone un desafío para los responsables y los trabajadores.

En la actualidad, podría parecer superada la perspectiva firmemente instalada en la cultura empresarial según la cual la productividad de una organización está directamente relacionada con el número de horas que los trabajadores están en sus puestos de trabajo. ¿Es así? Diferentes estudios demuestran que no, poniendo en evidencia, además, que en otros países del mundo, como Alemania (motor de la economía europea), se trabajan muchas menos horas (siendo altamente productivos).

Stakeholder es un concepto anglosajón que vio la luz gracias a R. Edward Freeman, en su obra de 1984 Strategic Management: a stakeholder approach. En sus inicios, Freeman se refería a todos aquellos grupos de interés para una organización, de forma que pueden influir en su funcionamiento (de forma positiva o negativa) y, a su vez, les repercute las acciones que ésta pueda tomar (de nuevo, positiva o negativamente): trabajadores, clientes, accionistas, proveedores, Administración Pública, etc.