Una empresa diferente
El principal hecho diferencial proviene del sentimiento de propiedad del sistema familiar, que toma pleno protagonismo en la figura del empresario (que suele ser, en un principio, la persona de referencia también en la familia). Sin embargo, el hecho de no comprender que empresa y familia son dos sistemas diferentes, con objetivos y formas de funcionar distintos, determina el principal problema en este tipo de organizaciones.
Además, hay que tener en cuenta que cualquier organización debería promover valores que tienen que ver con la productividad, el crecimiento, la calidad o la eficiencia, basándose siempre en las relaciones laborales y orientada hacia el mercado de referencia. En definitiva, para asegurar su supervivencia y desarrollo, la empresa tiene que promover el cambio.
Sin embargo, la familia es un sistema básicamente emocional, donde sus miembros están vinculados con lazos afectivos, positivos y/o negativos. Este sistema tiene una estructura que actúa para minimizar el cambio y mantener intacto el equilibrio de la familia. Y aquí encontramos otro de los posibles problemas en la gestión de las empresas familiares: la reactividad al cambio.
El sentimiento de propiedad puede terminar generando una reacción negativa en el desempeño del negocio, llevando a confundir la propiedad con la capacidad de dirección, a confundir las relaciones afectivas con las comerciales, a confundir los procesos de toma de decisiones, etc.
Diferenciar familia y dirección empresarial
Teniendo en cuenta que en las empresas familiares se da una conjunción de empresa y familia, es importante considerar que los miembros de la familia ocupan una determinada posición en la organización, generándose expectativas mutuas acerca del rol que cada uno debe cumplir.
<pEs clave que los propietarios de la organización se sitúen y afiancen su posición y responsabilidad dentro de la empresa, de forma que se diferencie de forma clara del rol familiar, ligado a cuestiones más emocionales.
El equipo directivo debe tener la capacidad para establecer unos límites y asumir su rol dentro de la organización. Esto tiene una finalidad que va más allá de la gestión operativa de la empresa. Tiene que ver con aspectos de índole estratégica, como por ejemplo, la sucesión dentro de la organización.
En definitiva, para la gestión de empresas familiares es crucial la implementación de procedimientos y roles profesionales dentro de la organización, los cuales deben potenciarse a partir de un análisis e identificación adecuados de los mismos.