Diferenciarse de la competencia
La innovación y el desarrollo de nuevos productos o servicios es imprescindible si pretende mantenerse y posicionar la marca en el mercado. Lograr un valor añadido en el producto o servicio es esencial para conseguir la diferenciación respecto al resto de la competencia.
Satisfacción del cliente
La utilización de las herramientas de marketing disponibles es el medio para conocer el grado de satisfacción del cliente y la manera para incrementarla. Se trata de buscar las necesidades reales del mercado e incluso de crear nuevas, lo que convierte a la empresa en líder en su segmento de mercado.
Sistemas de gestión
La mejora continua en todos los procesos de la organización, en la búsqueda de la calidad y la excelencia es otra vía para la mejora de la competitividad. Aquí se incluye la gestión de los Recursos Humanos (y el desempeño de los profesionales), los procedimientos y la operativa en la elaboración del producto o servicio.
Costes y optimización de recursos
La reducción de costes es una de las alternativas más utilizadas por las empresas. Aunque es una estrategia que se presupone si se desea mejorar la competitividad, nunca puede ser la única opción, ya que, a largo plazo, no asegura siquiera la supervivencia de la organización.
Internacionalización
La búsqueda de nuevos mercados, menos maduros que el doméstico, supone, más aún con la actual crisis económica, una vía para alcanzar una mayor competitividad. Aunque en ocasiones puede ser complicado posicionar el producto o servicio por el desconocimiento del entorno y del mercado, hoy en día supone más una obligación que una posible alternativa.
Tecnologías de Información
El uso de las tecnologías de información (TIC) como herramientas para la mejora de la productividad es, en la actualidad, una necesidad creciente, tanto para la optimización de los procesos internos de logística, distribución, etc.., como instrumentos de marketing y comunicación.