El outsourcing, en esta línea, se plantea como una estrategia de gestión para incrementar la competitividad de las pymes, ya que “permite a las empresas no distraer recursos en las actividades que no son esenciales y dedicarse a su core business”, de acuerdo a un informe elaborado por Percéptica, una compañía argentina orientada al Business Intelligence. Estas actividades ajenas al objetivo principal de la organización serían las puramente de gestión, logísticas, de soporte, etc.
La percepción de que sólo las grandes corporaciones necesitan externalizar servicios es errónea, pues, de hecho, los expertos recomiendan a las pymes delegar aquello que no forme parte del eje estratégico de la empresa, a fin de ganar mayor productividad y efectividad. Así, al tiempo que la compañía focaliza su esfuerzo en lo que mejor sabe hacer, dispone de un especialista que potencia sus recursos y mejora el servicio ofrecido.
Ahorro de costos y eficacia, principales ventajas
En primer lugar, el outsourcing resulta económico ya que, según el citado documento, “resulta menos costoso que mantener en la compañía un departamento interno dedicado a un asunto ajeno a su core business”. De esta forma, un proceso de outsourcing supone transformar los costos fijos en variables en función de las necesidades que vaya teniendo en cada momento la empresa.
La externalización de servicios, igualmente, implica una mayor eficacia en la actividad realizada al ser ésta llevada a cabo por profesionales experimentados y formados específicamente para ello. La mejora de la calidad es otro aspecto que se ve reforzado y que, inevitablemente, influye en la eficiencia del negocio.
Otra característica de esta herramienta al alcance de las pymes es que los riesgos económicos son compartidos por ambos, entre la empresa cliente y la proveedora de servicios. Así como la primera aporta información clave de su negocio, la segunda proporcionará recursos, personal, tiempo y esfuerzo, de modo que se produzca una total integración en la compañía. Por ello, conviene diferenciar el outsourcing de la mera contratación de empresas de servicios temporales para áreas como el mantenimiento o la limpieza, pues estas tareas no conllevan asumir responsabilidad corporativa alguna.
¿Decidido a adoptar soluciones de outsourcing?
Si, como empresario, está animado a contratar servicios de tercerización, es imprescindible delimitar cuál es la piedra angular del negocio con el fin de establecer las áreas susceptibles de externalizarse dentro de la organización. Es, entonces, de vital importancia saber si realmente la empresa necesita estos servicios.
Según un estudio elaborado sobre este asunto por Otto Stecher, director de BPS en Deloitte Costa Rica, dos son las áreas que normalmente se externalizan: la contabilidad y cumplimiento tributario y la nómina y los servicios de recursos humanos. Sobre la primera, resalta el ejecutivo, “es muy útil para empresas que empiezan en un negocio”; mientras que el segundo servicio es contratado sobre todo por “el conocimiento requerido de la legislación laboral”.
En opinión de Stecher, cuatro son los detalles que hay que considerar para finalmente decidir optar por el outsourcing. El primero de ellos es que la empresa tiene que tener claro cuál es “su norte estratégico”, de modo que pueda reconocer el valor que supondrá para la organización. También, la tercerización debe poseer como horizonte “la reducción de costos, la mejora de la calidad del servicio interno y externo y generar tiempo a los ejecutivos para que atiendan las prioridades estratégicas”.
Otro aspecto a valorar es conocer cómo negociar el contrato, así como, sobre todo, implementarlo con éxito. Por último, hay que tener en cuenta la cultura de trabajo interna y su interrelación con la empresa de outsourcing contratada.
En la relación empresa cliente-proveedor la comunicación es fundamental. El prestador de servicios, así, debe prestar mucha atención a los cambios que se van produciendo en el negocio del cliente y no descuidar nunca su apoyo.